El año pasado ya lo contaba, tengo manías. Manías con la tipografías, con el desorden (y a veces con el orden, todo hay que decirlo), con los botones (¿?), con los cajones abiertos y con los logos. Esa manía mía con los logos viene de lejos. De mis años de estudiante, en los que me peleaba con el rotring para que los pictogramas quedaran perfectos (con lo fácil que era trazarlos el illustrator!!) o me quedaba con la boca abierta viendo el trabajo de los grandes del diseño. Me gustan los logos y me gusta nuestro logo.
Miento, me encanta nuestro logo Esquire. Es suave, elegante y huele bien (como un perfecto hombre Esquire, claro). Ha pasado sin pena y con gloria por varias décadas, rediseñado en ocasiones y retocado en otras. Pero su esencia nunca se ha perdido.
En los años en los que llevo en esto, que ya son unos cuantos, he tenido la suerte de trabajar con dos de los logos que mas me gustan (solo me falta el de Coca-cola para hacer el triplete), el de Esquire y el de Rolling Stone. (gracias Jim Parkinson, eres mi ídolo). Y en todas las ocasiones me he recreado manipulando y casi diseccionando cada remate y cada curvita.
Con Esquire, además, he tenido la suerte de tener vía libre para toquetearlo a placer (ojo, me ha quedado un comentario un poco de dos rombos). Y este mes he conseguido lo que nunca pensé que me iban a dejar hacer.... lo he bordado.
Con este logo he conseguido unir las dos inquietudes recurrentes en mi, el craft y el diseño gráfico. Ya con el logo en madera y con el corta y pega me lo pase en grande, pero con este, se la he colao!!!!
No pensaba yo que me dejarían hacer esto tan de abuelas con nuestro preciado logo, pero así ha sido. Os dejo el proceso en fotos para que lo veáis. Y os adelanto otra cosa....
Esto del logo no va ha quedarse así. Próximamente, logomanía 2.1, El Logoparade.
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